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Historia del Mastín Inglés


Por Víctor Manuel Flores Rodríguez


El Mastín Inglés es una raza especial, muy valorada y extendida por todo el mundo, tiene un extraordinario referente en una de las razas británicas más antiguas.


La raza tiene su origen en la Gran Bretaña, en sus orígenes se exportó a Roma para explotar sus facultades de perro militar, en esas épocas que se remontan a la invasión romana, el noble Mastín Inglés y el Mastín Napolitano probablemente fueron traídos de la isla por comerciantes fenicios tan temprano como en el siglo VI a.C. Desde entonces los mastines habían sido usados como gladiadores en las arenas de los romanos, en el deporte sangriento de combate contra toros, osos y otros perros, así también como guardianes de rebaños, guardaespaldas, protectores y compañeros.


Se piensa que el Mastín Inglés se extendió hasta Asia. Se cree que los comerciantes mediterráneos y fenicios se desplazaban por los Urales y el norte de Europa. A lo largo de su historia ha contribuido al desarrollo de otras razas.

Poco a poco los molosos se extendieron también por Egipto y por Asia Menor, y alcanzaron uno de sus mayores apogeos en la todopoderosa Persia, acompañando al rey Jerjes I en sus campañas de expansión.


Alejandro Magno quedó maravillado ante la fuerza y el valor demostrados por aquellos perros y cuando logró imponerse al Imperio persa se quedó con sus molosos como trofeo de guerra, llevándolos de vuelta a Grecia y creando los molosos griegos.


A partir de ahí el proceso se aceleró, pues los romanos incorporaron perros molosoides a sus falanges y se hicieron acompañar por ellos en todas sus campañas. A esta raza los denominaron “Pugnaz de Cornualles”.


Paralelamente a la dominación romana, otros pueblos invasores también realizaron incursiones en diferentes épocas y todos ellos incluían entre sus efectivos algún otro perro de combate y de guardia.


Uno de estos pueblos fueron los alanos, cuyos canes quedaron distribuidos por diferentes zonas de España, Portugal y Francia. Y al final llegaron también hasta las islas británicas, donde más adelante se mezclaron con los perros llegados con los ejércitos de Roma. También con otros que fueron acompañando a diferentes pueblos invasores del Norte.


Y en cuanto a la llegada del Mastín a nuestro continente americano, existe cierta evidencia histórica de que un Mastín llegó a América a bordo del Maryflower en 1620, ya que en ese tiempo quien poseía un Mastiff se sentía seguro y protegido. Hasta el punto de que los primeros colonos que partieron a bordo del barco Mayflower con destino a América, se hicieron acompañar por un Mastín Inglés como protección ante lo desconocido.


Pero la documentación sobre la raza en América no se produjo sino hasta el siglo XX. Para el fin de la Segunda Guerra Mundial, los mastines estaban casi extintos de Inglaterra. Sin embargo, con importaciones de Estados Unidos y Canadá, la raza nuevamente está bien establecida en Inglaterra y ha ganado popularidad en Norteamérica y en otros lugares.

Sus orígenes se pierden en tiempos remotos. Tanto que se cree que sus ancestros existían hace 2 mil años. Se desarrolló con la intención de obtener un perro guardián. En la actualidad, tantos siglos después, continúa desempeñando esta función con menor intensidad.


En mi experiencia es un perro muy leal y noble, su tamaño y el ruido de su ladrido ahuyenta hasta al ser más valiente, pero es un perro más bonachón y de compañía.


Si se tuviera que resumir el origen y la historia del Mastiff en una frase, sería “el perro que viajó desde Asia hasta las Islas Británicas”. Éste es el más antiguo de los molosos británicos y, en palabras de sus incondicionales, también el más noble de todos ellos.


Desde el primer momento se ganó un lugar preferente como guardián de castillos y haciendas, ya que su coraje y valentía son extraordinarios. Durante el día permanecía encerrado y por la noche se le soltaba para que disuadiera a posibles intrusos.


Tal era el valor que se le daba a este animal que se llegó a usar como moneda de cambio y como presente para grandes dignatarios de otros países. En el año 1121 a.C. el emperador de China recibió como regalo un Mastín Tibetano adiestrado para la caza, y aquel momento supuso el inicio de la historia de los molosos, o molosoides, como el perro Shar-pei.


Aquellos primeros mastines tibetanos empezaron a acompañar a los ejércitos en sus invasiones, y de ese modo enseguida iniciaron un proceso de expansión por Mongolia, Mesopotamia y Asía central.


Como en cada uno de esos lugares se fueron mezclando con razas caninas locales, se dio origen a perros bastante diferentes entre sí, pero con un referente tipológico y temperamental compartido y muy definido. Esto es: gran tamaño, cabeza fuerte con un hocico ancho, cuadrado y más corto que el cráneo, comportamiento tranquilo cuando estaban en paz, pero temible en cuanto entraban en el combate, y un extraordinario apego por su amo.


Ya en las primeras leyes escritas de Inglaterra, las Leyes del Bosque del rey Canuto, que datan del siglo XVI, se menciona al Mastiff por su propio nombre.


Más adelante, con el reinado de Isabel I se inició la tradición de emplearlos en deportes de combate (peleas contra osos, leones o tigres) tanto para el entretenimiento de la reina como de toda su corte.


Cuando al final se prohibió el uso de los perros en estos tremendos espectáculos la raza continuó quedando en manos de personajes nobles.


Entre ellas destaca el Bullmastiff, de características similares y también originario del Reino Unido. Hoy en día es poco común encontrarlo tanto en el Reino Unido como fuera. También se llama Old English Mastiff.


Tan apreciado era el Mastín Inglés que durante el siglo XVIII se le describió con la siguiente frase: “Lo que el león es para un gato, así es el Mastín Inglés comparado con un perro.”. Originariamente su nombre proviene de la palabra británica “masty”, que significa “poderoso”. Un término perfecto para describir al Mastín Inglés.


A partir de la primera mitad del siglo XIX la crianza de perros de pura raza y su exhibición en exposiciones caninas se empezó a convertir en un acontecimiento social cada vez más popular, y fue en ese momento cuando se comenzaron a criar e inscribir a los primeros ejemplares con pedigrí de esta raza.


SOCIABILIZACIÓN DEL MASTÍN INGLÉS


El carácter de esta raza es lo opuesto de su apariencia ya que son tranquilos, seguros y muy nobles. A pesar de sus orígenes en los que eran perros violentos, hoy en día no son nada agresivos. Prefieren estar tranquilos recibiendo juego y cariño que meterse en peleas.


La sociabilización es el proceso por el cual tu perro aprende a ser sociable, a relacionarse con otros perros y con los humanos. A través de la sociabilización tu perro también aprende a llevarse bien con otros animales y a diferenciar niños de adultos. Por otra parte, la habituación es el proceso por el cual tu perro aprende a ignorar elementos ambientales que no son peligrosos, por ejemplo, el ruido de los carros o incluso risas o gritos de niños jugando, un perro habituado a un ambiente citadino no se preocupará por el ruido del tráfico urbano ni por la presencia de muchas personas en las calles.


El tema de la sociabilización de cualquier raza va a depender del apego a la familia con la que crece, y eso no cambia en la raza Mastín Inglés y es muy importante no excluirlo del día a día para generar confianza y mejor carácter del Mastín.


Su gran tamaño y fuerza puede causar desconfianza en la primera impresión, por esta característica y, sobre todo, por su tamaño gigante, en ningún caso es un perro para principiantes. Es una raza muy noble, leal y cariñosa. Su tremenda fuerza lo hace difícil de controlar pudiendo causar algún accidente, sin embargo, bien adiestrado con los suyos será tranquilo, fiel y tolerante con los niños.


El Mastín Inglés es una raza muy noble, fácil de sociabilizar con la familia, sin embargo, no hay que confiarnos; por la fuerza que tienen pueden provocar un susto, el temperamento del Mastín es calmado y afectuoso con su familia, es una raza muy leal que durante más de 15 años que he podido disfrutar diferentes ejemplares, ninguno ha tenido un comportamiento agresivo o tímido en casa.


Al ser una raza con características tan nobles es muy fácil la sociabilización con nuevas personas, empero, hay que prestar atención con otros perros a un inicio ya después ellos pueden convivir casi con cualquier tipo de mascotas dado que es una raza muy tolerante.


Podemos acudir a clases para cachorros o buscar otros perros en la misma etapa para relacionarlos. Es importante que sean perros sociables con todos. Si existen estímulos positivos con tu Mastín; al sacarlo a pasear, convivir con niños, el mismo juego en parques, la sociabilización ocurrirá por sí sola. Lo ideal es que puedas presentarle muchos perros para que tu cachorro juegue o interactúe a diario.

Podría pensarse que por su gran tamaño es complicado sociabilizarlo en espacios reducidos o con perros pequeños, sin embargo, el Mastín Inglés ha conseguido adaptarse a la vida en la ciudad. De esta forma es posible mantenerlo en un departamento e incluso convivir con más mascotas en espacios pequeños. Pero lo cierto es que prefiere los espacios amplios. Por ello una casa es mucho mejor opción para estos ejemplares, aunque es una raza que con una caminata es suficiente y no necesita ni debe tener grandes recorridos por su gran tamaño.


Al tener un ejemplar de esta raza podría resultar difícil que nos acompañe a todos lados como ahora está de moda llevar a sus perros hasta en carriolas, un Mastín Inglés es mucho más complicado; pero sí se puede tener en diferentes espacios.


Para mí el Mastín Inglés representa seguridad, compañía, fuerza y lealtad, por eso es una de mis razas preferidas que incluso me ayuda para el cuidado de mi hogar.


Otra ventaja es que tolera tanto los climas cálidos como las temperaturas más bajas, también al ser una raza de pelo corto puede facilitar el mantenimiento de su cuidado, sin embargo, es importante también cepillar y darle atención al pelo de tu Mastín.


Es importante tomar en cuenta la alimentación del Mastín Inglés, ya que constituye un considerable gasto al día, pues ingiere grandes cantidades de alimento. Y en esos momentos de la alimentación es de suma importancia enseñarle a no ser agresivo al estar cerca de otras mascotas; tienen que respetar tanto al dueño como a sus compañeros de la misma especie, una práctica sencilla es que estemos acariciando a nuestro cachorro mientras come y tal vez hacer un ejercicio de quitarle de pronto el plato y volvérselo a poner y que no tenga un signo de agresión para acostumbrarlo a no pelear al momento de su alimentación, ya que también es una raza en ocasiones muy glotona.


El Mastín Inglés no se destaca por ser el más deportista de los perros, al contrario, es un bonachón que tiene demasiada fuerza, pero que no es nada recomendable salir a correr kilómetros o caminatas muy prolongadas, hay que tener mucho cuidado con sus articulaciones; hay perros machos que llegan a pesar hasta 110 kg o más, entonces su peso no le beneficia mucho en el deporte. Es bueno tener caminatas cortas y juegos con ellos, pero nada en extremo.


Pero por todo lo demás constituye un perro de compañía excelente, tranquilo, paciente y afectuoso, al que se le puede confiar plenamente el cuidado tanto de la casa como de todos los componentes de la familia con la que convive.

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