Por Olivita de México
Hola amigos lectores, acompaño este cordial saludo con mi sincero agradecimiento a los dirigentes de la revista “Perros Pura Sangre” por permitirme la oportunidad de ocupar este valioso espacio escribiendo en torno a los perros de asistencia. Gracias eternamente a todos ustedes que colaboran en la revista. Es mi deseo que para el 2023 su vida esté llena de salud y bendiciones. De la misma manera, mi sincero agradecimiento al público lector por su interés en el tema. Para este nuevo año anhelo seguir contando con su preferencia al leer mis artículos, los cuales preparo con gran ahínco.
Comienzo el 2023 hablando de una de las pocas opciones de entrenamiento de perros de asistencia que existen actualmente en México. Me refiero a la Fundación K7. Agradezco a Leticia Muñoz Cruz, una de sus fundadoras, me haya concedido esta entrevista con la finalidad de dar a conocer el serio y profesional trabajo que realiza la fundación en favor del entrenamiento de tan increíbles canes.
Comento a nuestro público lector que, si pulsan en el buscador de Internet Fundación K7, seguramente encontrarán amplia información sobre esta asociación y las interesantes actividades que desempeñan en favor de diversas causas. Sin embargo, para los fines de este breve artículo, pretendo abordar el tema desde mi perspectiva como usuaria de estos extraordinarios canes, enfatizando su loable labor en beneficio de la población que los necesita.
Antes de iniciar con la entrevista, confío a ustedes que elegí hablarles de la Fundación K7 debido, en gran parte a su personal, que con amabilidad y cariñosa atención se dirige hacia el público y futuros usuarios, quienes se acercan para preguntar sobre el tema de los perros y de las actividades que la fundación lleva a cabo cotidianamente.
Por lo anterior, puedo aseverar que K7 es una asociación genuinamente sensible, a diferencia de otras agrupaciones que se dedican al adiestramiento y cuya misión es supuestamente humanista, pero en la realidad se muestran groseros y maltratan al público y, sobre todo, a los futuros usuarios interesados en dichos canes. Por consiguiente, agradezco sinceramente a la fundación su congruencia y respeto al público, respondiendo a todos por igual, mostrándose amables siempre y no únicamente ante las cámaras y los medios de comunicación.
Otro atributo de la Fundación K7 que merece ser exaltado es, sin duda alguna, la reivindicación que hace de los derechos de las personas con discapacidad psicosocial y usuarias de perros de asistencia, quienes son constantemente víctimas de vejaciones y rechazo por parte de la sociedad, toda vez que su discapacidad no es visible. De ahí la importancia de difundir el trabajo del perro que los asiste. Y sin más preámbulo, comparto con ustedes la presente entrevista, deseando sea de su completo agrado.
Leticia Muñoz Cruz es una joven y entusiasta mujer, soltera y con muchos sobrinos a los que ama y quienes, seguramente, corresponden a su amor y la admiran. Estudió Relaciones Internacionales y es profesora de Taekwondo desde hace 25 años. Se encarga, además, de otras actividades dentro de la fundación: llevar las relaciones públicas, así como las vinculaciones con las diferentes instancias de gobierno. Igualmente, su intervención es fundamental para desarrollar programas en favor de la recaudación de fondos.
Asimismo, colabora en la impartición de diversos e interesantes talleres, enseña taekwondo a niños con discapacidad y personas adultas mayores que padecen cáncer. Y, por si esto no fuera suficiente, maneja la contabilidad a algunas personas. Su dinamismo es imparable y, aun cuando ella no lo dice, es un ser sensible que regala gran parte de su tiempo y cariño hacia las causas sociales.
Lety, como la llaman con cariño, al igual que algunos de sus compañeros, desde su niñez ha tenido una cercana relación con los perros, gusto que, posteriormente, la conduciría al activismo para difundir el trabajo que efectúan los canes entrenados para asistir a quienes los necesitan: personas con discapacidad visual, auditiva, motriz, psicosocial, autismo, incluyendo a enfermos crónicos como diabéticos y epilépticos.
Fundación K7 es una asociación legalmente constituida, sin fines de lucro. Fungen como Institución de Asistencia Privada en términos del Código Civil. Acorde con las palabras de Lety Muñoz: “está conformada (principalmente) por un equipo multidisciplinario de 25 personas con diferentes profesiones, entre los que destacan criminólogos, veterinarios, psicólogos, trabajadores sociales, asesores, psiquiatras y expertos en intervenciones asistidas con animales”. Están en vísperas de cumplir cinco años de trabajar defendiendo diversas causas.
Cabe decir que entre sus principales objetivos no está solamente la formación de perros de asistencia, como ellos les llaman, sino que también atienden causas con perspectiva de género, defensa del medio ambiente y apoyo a las personas vulnerables como es el caso de discapacitados y enfermos crónicos. Han demostrado su empatía con la discapacidad al convivir con atletas paralímpicos y con el Comité Paralímpico Mexicano.
Nace la fundación gracias a un proyecto en colaboración con la Brigada de Vigilancia Animal (BVA), pero este noble propósito se vio interrumpido debido al sismo de septiembre de 2017. Al preguntar a Lety el porqué del nombre de la fundación como K7, ella respondió que “fue debido a la adopción de un perrito atropellado, sin pelo y con sarna, víctima de maltrato llamado K7, que fue salvado de una muerte segura en la calle”. En la actualidad, K7 se llama Ikal y tiene 8 años, está muy pronto a jubilarse.
Este equipo —reitero, todos ellos especialistas en sus áreas— han logrado hacer de la fundación una muestra de innovación en lo que se refiere a la formación de perros de asistencia, toda vez que no reciben ni solicitan donaciones para formar a cada perro. Se dedican a generar recursos a través de proyectos que presentan, por ejemplo, ante organismos de España, Italia y la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Y justamente a eso se dedica nuestra entrevistada, a investigar las convocatorias en donde K7 puede participar al presentar un proyecto y así obtener recursos para el entrenamiento de un perro, pues hay que alimentarlo y cuidar de su salud, pagar al instructor, al veterinario y demás gastos que se generen. Esta es la original forma en que trabaja la fundación.
Mientras que en otras fundaciones designan un alto costo a los perros entrenados —cifras tan altas que los solicitantes generalmente no pueden pagar—, la Fundación K7 cuenta con una serie de formas para allegarse de recursos como la venta de productos, la organización de eventos, lanzamiento de campañas en pro de diversas e interesantes causas, brindando una excelente oportunidad a los futuros usuarios para poder obtener un can debidamente entrenado.
Bajo este esquema, la fundación entrega hasta 10 perros por año. La formación de cada can tarda alrededor de año y medio debido a que su proceso de entrenamiento es completamente individualizado y depende de la especialidad del perro a formar. K7 no cobra la formación ni la entrega del perro; antes bien, le conceden el tiempo a cada futuro usuario, incluyendo a su entorno familiar, para determinar el apoyo que requiere a través de un estudio socioeconómico.
De los proyectos que se desarrollan dentro de la fundación, destinan un porcentaje para la manutención y formación de los canes. Con la finalidad de bajar los costos de cada entrenamiento, se dan a la tarea de buscar un padrinazgo para el usuario solicitante, que coadyuve con los gastos ocasionados por el adiestramiento. Suelen cobrar una cuota de recuperación, pero sólo en caso de que el instructor tenga que trasladarse fuera de la Ciudad de México. La prioridad es la búsqueda de alternativas para entregar perros.
Actualmente el área de intervenciones asistidas con animales está dirigida por un instructor con 20 años de experiencia en la formación de perros de asistencia en diferentes especialidades. Han formado perros de alerta médica, soporte psiquiátrico y para personas con hipoacusia. Hasta el momento no tienen antecedentes de entrenamiento de perros guía, los cuales, por cierto, son los más identificados por la gente. De ahí que para la fundación falte mucha difusión y cultura acerca de la labor que realizan el resto de los perros de asistencia.
De acuerdo con las palabras de Lety,
“la Fundación K7 se encuentra funcionando en España, en donde trabajan con 15 personas”. Aunque su anhelo es expandir su misión en países como Canadá.
En lo que se refiere a los entrenadores, Fundación K7 se ha preocupado por formar expertos en la intervención asistida con animales, para ello ha establecido convenios con universidades a nivel internacional. En España cuentan con cinco formadores de perros y están por graduar a cinco técnicos expertos en la formación de estos asombrosos canes.
Quienes dirigen la fundación cuentan con una gran visión a futuro, creando alianzas con el gobierno federal, así como con el gobierno del estado de México y con algunas instancias del gobierno de la Ciudad de México. Han sido invitados a participar en importantes mesas de trabajo en torno al tema. De tal forma que su trabajo ha logrado trascender hasta el Senado de nuestro país.
“El principal trabajo de la fundación —señala nuestra entrevistada— se ha alcanzado con el gobierno”. Sin embargo, a nivel internacional también han obtenido excelentes resultados con importantes organismos internacionales, como es el caso de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y por convenios suscritos con algunas universidades del extranjero.
La Fundación K7, cumpliendo con los requisitos que dictan los organismos internacionales como la ONU, ha logrado la homologación del Certificado de Discapacidad en México. Gracias a esta asociación existe legalmente un formato en donde se indica si la persona tiene discapacidad y si requiere un perro de asistencia, especificando el tipo de especialidad o entrenamiento del can.
Lo anterior es de gran relevancia y servirá favorablemente para una real y cualificada certificación por parte de los organismos internacionales expertos en la materia. Es justo reconocer la valiosa participación de la fundación en beneficio del cumplimiento de la norma mexicana, de la homologación del certificado de discapacidad, pero, sobre todo, su procuración por la formación y difusión de la loable labor que llevan a cabo los perros de asistencia.
En fin, hablar de la Fundación K7 es sinónimo de exaltar los atributos de Lety Muñoz, fundadora y socia activa, mujer profesional y emprendedora que siempre está en búsqueda de nuevos proyectos, de remozados horizontes, de recorrer inhóspitos caminos para continuar ayudando. Incluso, sus pasatiempos favoritos no se remiten únicamente a sus gustos personales, sino que se han convertido en una práctica para la generación de ingresos.
Además, gracias a la impartición de clases de taekwondo, uno de sus pasatiempos favoritos, fue que surgiera el ideal de apoyar a los demás. Y como ella misma lo ha señalado, dentro de su trabajo en la fundación puede seguir compartiendo su pasión por el arte, dando clases de pintura al óleo, pastel, acuarela; impartiendo talleres de danza, música, yoga, manualidades, teatro, terapia activa. Lety es también una apasionada impulsora de programas de reforestación y rescate de tortugas en el estado de Guerrero.
Finalmente, agradezco a Leticia Muñoz el haberme permitido conocer y valorar su trabajo y todas las actividades que diariamente desempeña en la Fundación K7.
Y si quieres saber más de Leticia Muñoz y de esta innovadora fundación formadora de perros de asistencia en México, no dejes de visitar:
https://www.instagram.com/fundacionk7/
https://mobile.twitter.com/ilban_letty
https://www.facebook.com/EscuadronK7
https://61c27ff594305.site123.me/
Muchas gracias, amigos, por su atención. Espero les haya gustado. Hasta la próxima.
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