Por Pedro Heredia y Karla Rothschild
Confieso que cuando recibí la invitación para escribir para Perros Pura Sangre tuve una doble emoción: por un lado lo halagador del distingo en sí y, por otro lado, tratar de resistir la tentación de caer en lo obvio para mí, dueño de una marca de alimento: hablar sobre nutrición, ya que reconozco que hay quien sabe mucho más que yo, pero también estoy convencido de que el perro no miente y de que comparto mis conceptos con la mejor de las intenciones.
Mi “descubrimiento” de la alimentación natural sucedió a principios de 2017, en Guadalajara, cuando viajamos a recoger a “Chente”, un Rottweiler hijo de Lex Vom Hause Edelstein. En ese tiempo yo tenía ya tres perros y los mantenía con alimento procesado de una marca muy reconocida, sin embargo, cuando Leobardo Espinoza me entregó al cachorro, me obsequió algunos kilos de lo que el perro ya comía ¡y era carne! Lo cual me pareció toda una rareza.
Unos días después, ya con el flamante cachorro en casa, mi esposa y yo nos quedamos sorprendidos por lo evidente: el brillo y suavidad del pelo de Chente, el nulo olor corporal y de hocico, el gusto por su comida, la calidad de las heces fecales (pequeñas, secas, casi sin olor) nos hizo preguntarnos si estábamos alimentándolos bien al darles alimento seco, así que sin mucho pensarlo, terminamos el saco de alimento procesado e iniciamos esta aventura… “a valor marino” diría mi papá. Muy pronto los cuatro estaban igual de bien en cuanto a manto, heces, olores y demás.
La curiosidad por comprender nos llevó a investigar sobre el tema, a capacitarnos, a entender cómo es que funciona y comprender que no todo es miel sobre hojuelas.
Existe mucha desinformación sobre el tema y también existe quien, con prácticas inapropiadas sobre la alimentación natural y sin los cuidados básicos que se deben tener, terminan dando argumentos para que cualquier detractor de esta forma de alimentar pueda cuestionarla… pero lo cierto, es que cuando hacemos todo bien, al perro le va de
maravilla.
A lo largo de varios años de manejar alimentación natural hemos podido constatar, ya sea en nuestros perros como en los de amigos o clientes, que a parte de lo ya mencionado antes, los perros recuperan un grado de bienestar que habían perdido al ser alimentados con otras formas de comida. Es muy satisfactorio ver cómo perros ya entrados en años recuperan movilidad y entusiasmo que parecían perdidos por completo.
Hemos tenido oportunidad de ayudar a resolver, con resultados evidentes en apenas dos semanas, problemas de dermatitis que tenían años sin progreso verdadero, así como problemas de intolerancias, diarreas, desinterés por la comida, caída de pelo y una nada despreciable fila de “etcéteras”.
El tema es largo, complejo y sin duda da para debates intensos, lo cual no es mi objetivo. Lo que sí pretendo es animarte a darle a tu perro una oportunidad de salud y bienestar con un formato de alimentación que es totalmente coherente y respetuoso de su biología lo cual obviamente va asociado a mayor salud.
Si lo haces y decides dar alimento natural, es muy importante recomendarte que te informes bien, que seas honesto contigo mismo -y con tu perro- sobre si estás capacitado para ser quien se encargue de hacerle su comida o, si decides acudir a un tercero, seas muy crítico al elegir a tu proveedor, el cual debe contar con conocimientos bastos sobre la materia, debe inspirarte confianza y debe explicar exhaustivamente para despejar todas tus dudas.
Luego de haber hecho una prueba bien llevada de al menos 15 días recuerda lo siguiente: el perro no miente.
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