Por Arq. Gabriel Sánchez
Hablar de cómo llegó el primer Bernés de la Montaña a mi hogar se remonta a una historia maravillosa que pasó por muchas y distintas etapas; recuerdo el inicio, cuando por primera vez y hace más de 20 años tuve frente a mí un ejemplar de Bernés de la Montaña, que en aquel momento yo desconocía pero que al ver uno de frente por primera vez me pareció simplemente impresionante.
Fue en ese momento que descubrí la magnífica raza de Boyero de Berna amigablemente conocido por todos como Bernés de la Montaña.
Para mí, en ese instante fue impactante descubrir una raza de perro tan majestuosa y poderosa, que por su pelaje tricolor y sus proporciones naturales lucía tan única y diferente, fuerte como un perro de trabajo, pero al mismo tiempo reflejaba una gran nobleza en su mirada, con un temperamento estable ante las personas y ante otros perros, desde ese momento decidí que algún día yo tendría un cachorro de Bernés. En aquel entonces yo tenía 3 hembras Labradores como mascotas, que se encontraban ya en la plenitud de su vida, pero la posibilidad de tener un Bernés se volvió una idea constante que me planteé llevar a cabo en el futuro.
Al paso del tiempo (casi 13 años después) mis tres labradores se habían ido, fue entonces que pensé que era un buen momento de lanzarme en la búsqueda de mi Bernés, así que comencé a investigar más sobre la raza que tanto me había fascinado en el pasado y me preguntaba, como seguramente muchos de los lectores que quieren conseguir un cachorro de Bernés de la Montaña: ¿Dónde puedo iniciar mi búsqueda?...
Para poder llegar a uno, los caminos resultaron ser muy amplios y con múltiples posibilidades, entre ellas estaban: federaciones, criaderos, anuncios por Internet (el camino menos recomendable de todos), grupos de Bernés en redes, etc. Había estado muy desconectado de la Federación Canófila Mexicana, así que me acerqué nuevamente a ellos, e inicié los primeros contactos con los criadores en la página de la Federación, pensando que era el camino correcto a través del cual podría tener un cachorro que gozara principalmente de buena salud y que además cumpliera con los estándares de la raza. Mi sorpresa fue grande cuando llamaba a los criadores y me decían que no tendrían cachorros sino hasta muchos meses después, e incluso hasta por un lapso de un año y que para ello debería anotarme en una lista de espera.
Mi desconocimiento se transformó en desesperanza y con algo de frustración me decidí a probar suerte en las redes donde contacté con supuestos “criadores” o más bien “vendedores” que me mandaban fotos de sus cachorros, pero nunca de los padres, ni de los lugares y condiciones donde criaban a sus ejemplares, tres veces tuve en mis manos diversos cachorros y fue muy difícil decir “no” a todos ellos, pero algo me indicaba que este camino no era el correcto para elegir a un compañero que iba a vivir conmigo muchos años.
Entonces lo tomé más seriamente y empecé a investigar mucho más sobre la raza, investigando y leyendo de fuentes profesionales que hablaran más a profundidad sobre el Bernés. Pasado un tiempo y ya con este conocimiento y un criterio sólido, a partir de éste descubrí una parte fundamental a considerar en mi elección, “las enfermedades específicas de la raza”, ya que yo venía de una historia donde 2 de mis 3 labradores habían tenido displasia de cadera y no quería repetir esa historia con un perro de casi 50 kilos.
En ese momento tuve la fortuna de contactar con Ethel Robles, una criadora responsable y que con mucha paciencia me enseño mucho del apasionante mundo del Bernés de la Montaña. Lo que hizo esto en mí fue despertar la conciencia de como poder elegir a un buen cachorro y recordarme que de esta decisión acertada o no, iba depender tener en el futuro un perro sano como yo deseaba. Sus consejos junto con los de otros expertos, los comparto, deseando sean de utilidad para los interesados en adquirir esta raza:
Conocer al criador, en la medida de lo posible personalmente; esta es la oportunidad perfecta para decidir si se trata de una persona responsable.
Conocer y visitar el criadero, o el lugar donde se encuentren los cachorros y los padres de los cachorros, para ver personalmente las condiciones de vida y cuidados en que se encuentran los perros.
Revisión de los documentos que avalan la salud de los padres, supe en ese momento que, como todas las razas, el Bernés era propenso a enfermedades tales como la displasia de cadera y codo, por lo que es muy importante ver las radiografías que avalen que los padres “no tienen algún grado de displasia”, ni de cadera ni de codo.
Al igual que la mielopatía degenerativa, una enfermedad neurodegenerativa común en esta raza, causada por la mutación del gen SOD1. Existen pruebas de laboratorio para asegurarse que los padres son libres a dicho gen.
Si el cachorro está sociabilizado correctamente, en mi experiencia personal considero que están mejor sociabilizados los cachorros nacidos en casa o pequeños criaderos.
Solicitar el pedigree, o un documento donde vengan los resultados de los estudios realizados a los padres, al igual que poder ver las líneas de perros de donde provienen los cachorros.
Fotografías de la mordida de los perros, y de los cachorros, para evitar una mordida cruzada, misma que no es deseada en el estándar de la raza.
Para mí, estos son los requisitos “básicos” que deben solicitarse al criador para garantizar el tener un cachorro sano, “es nuestro derecho pedir a los criadores radiografías y estudios que avalen el estado de salud de los padres”.
Después de atravesar muchas etapas y de obtener sobre todo conocimientos nuevos respecto de la raza, entendí que, si quería tener un ejemplar que pudiese acercarse a lo que yo deseaba, “debía tener ante todo paciencia”, pues el proceso importa y si es necesario esperar entre 6 meses y un año. La espera iba a valer la pena.
Recuerdo que un criador experto me dijo que si tuviésemos la oportunidad de elegir un hijo como quisiéramos, ¿Por qué no hacerlo con un cachorro de manera inteligente? y elegir el cachorro correcto con paciencia.
En mi búsqueda constante, llegué a contactar con Vanesa Guinter, criadora de Argentina, quien me inspiró confianza al mostrarme sus ejemplares y su camada completa de casi dos meses de edad.
Ella con mucha paciencia y honestidad me envió todos los estudios que le solicité, videos, fotografías, el pedigree de los padres, etc. Y es así como, gracias a respetar los procesos y los tiempos adecuados, inició mi experiencia con mi primer Bernés.
Entonces llegó a mi vida Lua desde Argentina, una hembra hermosa de 2 meses y medio, que desde que pisó mi casa, comenzó a jugar conmigo y con los que estábamos presentes. Su carácter demostraba confianza, era alegre y se notaba que la criadora había hecho un impecable trabajo de socialización con ella, la complicidad y unión que se creó entre Lua y yo fue casi instantánea y marcaría para mí una pasión por esta raza, que mientras más conocía, más me apasionaba.
Antes de olvidarlo debo comentar que un criador responsable va a sociabilizar a sus cachorros con humanos y con otros perros, y los va a someter a estímulos visuales y auditivos mediante diferentes texturas o sonidos desde que son muy pequeños, para no hacerlos temerosos, ni distorsionar su personalidad naturalmente segura.
El temperamento de Lua desde el principio era exactamente como los conocedores describen su raza: dócil, leal, amorosa, juguetona, muy inteligente, atenta y obediente, siempre dispuesta a pasear junto a mí, cuidadosa y protectora. Son perros amigables tanto con adultos como con niños. Lua tardó en madurar ya que los pequeños Bernés hasta los casi dos años son y se comportan como unos cachorritos, aunque su tamaño y pesaje de casi 50 kilos la hagan lucir imponente, ella seguía siendo un cachorro joven, siempre dispuesta a jugar y agradar.
Desde que llegó a formar parte de la familia inició su entrenamiento, tanto en hábitos como en actividades que aprendió muy rápido, como por ejemplo cuál era el lugar para hacer sus necesidades, al ser perros muy inteligentes e instintivos, son muy sensibles a los halagos y por supuesto a los regaños, por lo que recomiendo ser muy cuidadosos en la manera de disciplinarlos, para no dejar una mala experiencia cuando cometen errores o hacen travesuras dentro de casa.
Desde los 3 meses y con su cuadro de vacunas terminado, inició su curso de sociabilización canina y obediencia, esto es crucial sobre todo enseñarle a controlar sus muestras de afecto debido a su gran tamaño y fuerza, de manera que estas muestras sean seguras, como por ejemplo cuando da la bienvenida a los visitantes o a no dar brincos sobre las personas.
Siempre tuve mucho cuidado con su proceso de crecimiento y la alimentación balanceada es fundamental, debido a sus dimensiones y peso en la etapa adulta hay que ser especialmente cuidadosos en que esta curva de crecimiento sea normal y no tratar de acelerarla.
Aconsejo estar al tanto del cuidado de su desarrollo y alimentación pues esto les permitirá una vida adulta sana, con menos problemas óseos o articulares. Dedicarle una hora de caminatas o paseos moderados, para lograr su estimulación tanto física como mental, es lo que ha logrado que Lua sea un perro adulto más saludable e interactivo con los demás.
Peso orientativo de un cachorro de Boyero de Berna en Kg. por mes.
Fuente: “El Boyero de Berna”, Sylvie Renaud.
Por recomendación de Vanesa, la criadora, tuve mucha atención de tener los cuidados pertinentes para evitar una displasia de cadera, ya que existen otros factores que favorecen su aparición que no son del orden genético precisamente, me recomendó evitar juegos rudos, no hacerla subir y bajar escaleras cuando menos hasta sus siete meses de edad, al igual que jugar preferentemente en superficies como el césped, permitiendo que los huesos y las articulaciones terminen de formarse y fortalecerse de manera correcta.
Además de estos cuidados físicos, complementé su alimentación con un condroprotector en la etapa de crecimiento ya que en sus primeros 10 meses de vida este crecimiento puede ser muy acelerado.
El Bernés de la Montaña tiene una tendencia, como todos los perros de gran tamaño, a padecer “torsión gástrica”, por lo que acostumbro dividir sus dosis diarias de alimento en dos porciones y evito realizar ejercicios o juegos bruscos conmigo o los demás perros de la manada después de haber comido, es recomendable esperar por lo menos una hora, antes de reanudar actividades o juegos con ella.
De la pista, sus competencias y su camada
Considero importante presentar a cualquier ejemplar cuando menos a una competencia y pista, para ser evaluado por jueces conocedores y saber lo cercano que es nuestro ejemplar a un estándar racial.
Desde el inicio acordé con la criadora presentar en competencia a Lua, en la Federación Canófila Mexicana llegó el momento de tomar la decisión y presentarla para ser evaluada. Cómo me impactó cuando su entrenador le puso por primera vez su correa de exhibición, para entrenarla y ella caminó armoniosamente, como si toda la vida lo hubiese hecho, ella traía en su genética e indudablemente gracias a las horas de entrenamiento personal que yo le daba, todo el conocimiento necesario y además de las ganas de agradar a su entrenador.
Lua se presento en las pistas haciendo un gran debut y logro rápidamente sus múltiples campeonatos, tanto juveniles como panamericanos y de adulto, todo marchaba de maravilla hasta que las competencias se vieron interrumpidas en ese momento por la llegada de la pandemia, situación que cambió el rumbo y la vida de todos nosotros.
Cuando Lua cumplió sus tres años de edad, decidimos tener su primera camada, aprovechando que tendría todo el tiempo para cuidar y estar al tanto de los cachorros.
Lua tiene una gran estructura ósea y una buena salud, pero en ese momento aún no desarrollaba todo el manto que ahora tiene, pues la raza tarda hasta tres años en desarrollarla por completo y mostrar todo su potencial estético, tanto en el pelaje como en su estructura final.
Lua tuvo un solo cachorro, lo que es conocido como “síndrome de cachorro único”, situación que es más común de lo que imaginamos en perros de raza grande como el Bernés.
Este cachorro se quedó en casa, y siendo ahora Rio un ejemplar estructuralmente perfecto, y con un temperamento muy estable (pese a ser cachorro único en la camada), ya que la impronta que la madre le transmitió y la sociabilización que se le brindó en casa, hicieron de este cachorro un perro con un gran temperamento. En la actualidad el multicampeón Río es nuestro macho semental de cría, que gracias a sus características físicas y de salud nos ha dado unos cachorros de gran estructura ósea y manto nutrido.
Las satisfacciones que ambos me han dado han despertado mi inquietud de dedicarme a la crianza casera, con todo el conocimiento y la responsabilidad que he adquirido y comprendiendo la responsabilidad que esto conlleva.
Al momento tengo ejemplares de Argentina, Rusia y México, intentando a través de la crianza casera, generar una raza lo más bella y sana posible en México.
Con el paso del tiempo y el perfeccionamiento de las crías hemos logrado obtener hermosos cachorros sanos y fuertes, con hembras previamente seleccionados que obedecen a todos los requerimientos de salud necesarios previamente mencionados.
En la actualidad Lua, mi primer Bernés, se ha convertido en una imponente y bella gigante, que nos ha llenado de satisfacciones en todos niveles, desde los emocionales con su compañía en casa, siempre pegada a mi cuando trabajo, por ejemplo, o gracias a sus campeonatos en las pistas, en las que siempre muestra su gran seguridad y en las que brilla como una hembra ejemplar, hasta brindarnos a su hijo Rio, nuestro famoso multicampeón.
Se dice que esta raza tiene un promedio de vida que va de los siete a los nueve años en buenas condiciones, yo como nuevo criador pongo todo mi conocimiento, tiempo y disposición, intentando otorgarles a mis ejemplares la mejor salud, vitalidad y longevidad.
Lua nos ha llenado de vida, de amor e incondicionalidad, no imagino la vida sin ella, representa dignamente a un gran ejemplar de esa maravillosa raza llamada Bernés de la Montaña.
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