PMVZ Raquel Cornejo Martínez
Introducción
Para algunos criadores o tutores de mascotas, la reproducción de sus ejemplares es algo de suma importancia, ya sea por factores económicos o bien, sentimentales. Sin embargo, antes de iniciar con la reproducción de las perras, se deben tomar en cuenta diversos factores antes y durante la gestación o embarazo de la perra, hasta el momento del parto, en donde finalmente conocemos a los cachorros.
Podemos describir el parto como aquel evento al final de la gestación, en donde la madre expulsa a los fetos y sus placentas. Dicho evento representa un enorme requerimiento energético para la hembra y consta de tres fases, que serán mencionadas más adelante.
Se debe tener en cuenta que pueden presentarse complicaciones antes y durante un parto, dando lugar a un parto llamado distócico. Por estas razones, es necesario llevar a cabo un seguimiento reproductivo pues así reducimos las probabilidades de que se presente una distocia, poniendo en riesgo la vida de la madre y las crías.
Algunos factores para considerar el inicio de la reproducción son: La edad de los ejemplares, tanto de la hembra como del macho, su talla y peso, alimentación e incluso el carácter y comportamiento de los engendradores.
Propiamente, el manejo lo realizan médicos veterinarios zootecnistas especializados en reproducción. Constan de mediciones hormonales, citologías vaginales, ultrasonidos, radiografías, cambio de dieta, predicción de la fecha del parto, cesárea electiva y reanimación de los cachorros.
Manejo reproductivo
Empezaremos por describir a una hembra apta para la reproducción, debe ser una perra que lleve una buena alimentación, medicina preventiva al día, una correcta condición corporal, es decir, que no esté ni delgada o con sobrepeso. La literatura comenta que la edad recomendada para la reproducción es entre 2 y 6 años, esto porque ya existe madurez sexual, la calidad espermática es la óptima, los ejemplares están en la mejor condición, son más fuertes, excelente libido; si se llegaran a reproducir antes, las células pueden estar inmaduras y con una calidad menor, y si la reproducción se diera después de esta edad, puede que ya no haya una buena productividad de semen, que las hembras no sean capaces de mantener la gestación y los riesgos durante el proceso y parto aumentan. Además, razas braquiocefálicas como Bulldog Inglés, Bulldog Francés, Pug, etc., están predispuestas a presentar dificultades en el parto, en ellas se sugiere realizar cesáreas electivas, es decir, programadas.
Una herramienta complementaria para definir la etapa del ciclo estral de la perra es la citología vaginal exfoliativa (CVE), en esta podemos identificar la etapa mediante la observación de las células presentes en el epitelio vaginal, infecciones, etc. El propietario sabe que su perra está “en celo” gracias al sangrado vaginal que se presenta. Sin embargo, para llevar a cabo un correcto seguimiento reproductivo, se debe medir frecuentemente una hormona llamada progesterona (P4). Esta hormona es esencial para la gestación, sin embargo, en un inicio nos ayudará a determinar el pico de la Hormona Luteinizante (LH), la cual nos indicará el momento exacto de la ovulación, momento en el cual la hembra estará lista para la monta o inseminación artificial.
Continuando con el orden cronológico, 20 días después del pico de LH ya es posible realizar el diagnóstico de gestación por medio de un ultrasonido. Una vez confirmada la gestación, se recomienda hacer mediciones semanales de progesterona para descartar o detectar una condición llamada “hipoluteinismo”, dicha condición puede ocasionar momificaciones, mortinatos, abortos, absorciones embrionarias, partos distócicos, mal desarrollo en cachorros o baja producción de leche por parte de la madre.
A partir del día 40 después del pico de LH, se realiza el cambio de dieta, asegurando una buena nutrición en base a las nuevas necesidades y requerimientos que tienen la madre y los cachorros. Al día 55, procedemos con la toma de rayos X, en donde podemos contar el número de cachorros esperados y realizar la medición del diámetro cefalopélvico, observando si los cachorros logran pasar por el canal de parto o no, y en dado caso que no, poder programar una cesárea, cabe mencionar que una cesárea programada eleva las posibilidades de supervivencia del neonato, incluso más que un nacimiento por parto.
PARTO
Para que se desencadene el parto ocurre una serie de eventos endocrinos, en donde las hormonas presentes son el cortisol, prostaglandinas (agente luteolítico) y progesterona (necesaria para el mantenimiento de la gestación), estrógenos (mejora la síntesis de prostaglandinas), oxitocina (contracciones uterinas y bajada de leche), relaxina (dilatación de la sínfisis púbica) y prolactina (producción láctea).
Estas hormonas hacen posible el parto, el cual se divide en tres etapas:
1. Fase de preparación: duración de 6-12 horas, relajación vaginal, dilatación cervical y contracciones intermitentes que pueden no ser visibles. La hembra muestra cambios en su comportamiento como nerviosismo o inquietud, preparación del nido, jadeos, etc. En esta etapa no son tan visibles las contracciones.
2. Fase de expulsión fetal: la duración depende del tamaño de la camada, puede ir de tres a seis y hasta 24 horas. En esta etapa, las contracciones abdominales son visibles y el intervalo máximo entre el nacimiento de un cachorro y otro va de las dos hasta las cuatro horas. La hembra rompe el cordón con los dientes y lame a los cachorros, estimulando el sistema cardiorrespiratorio y a su vez, seca a los cachorros.
3. Fase de expulsión placentaria: las membranas placentarias fetales son liberadas. La madre suele comer las placentas, debido a que tiene feromonas que, al ser ingeridas por la madre, fomentan el reconocimiento de la cría y se establece el vínculo materno.
COMPLICACIONES DEL PARTO
Cualquier complicación se conoce como distocia, ocurre cuando fallan las fuerzas expulsoras o la adecuación del canal de parto, o la disposición del feto (Parkinson T, 2019). Sin embargo, las causas maternas son responsables de la mayoría de los partos distócicos. La mayor predisposición racial a distocia son ejemplares como Chihuahueño, Bulldog Inglés y Francés, Pug, Daschund, Poodle miniatura, Pekinés, Pomerania y Yorkshire Terrier. Estas razas están predispuestas debido a su anatomía, por ejemplo el tamaño y el tipo de cráneo; las razas con cráneo braquicefálico, es decir, aquellas en las cuales el cráneo tiene la porción facial más corta y ancha, lo que dificulta su paso por el canal de parto.
El diagnóstico se da mediante examen físico, palpación vaginal, medición de P4 (niveles menores a 2 ng/mL) y ultrasonido. El tratamiento de elección es la cesárea de urgencia.
Distocias por factores maternos:
Inercia Uterina completa primaria, las contracciones del miometrio no son suficientemente fuertes para desencadenar el parto y la perra no logra expulsar a ningún cachorro por el canal de parto.
Inercia Uterina parcial primaria, misma situación que en la inercia uterina completa, pero en este caso, sí hay expulsión de algunos cachorros.
Obstrucción del canal de parto.
Sobrepeso, predispone a inercia uterina primaria.
Otras causas maternas como la edad, perras mayores a seis años suelen presentar dificultades en el parto.
Distocias por factores fetales:
Disparidad fetomaterna.
Síndrome de cachorro único.
Camadas numerosas.
Muerte fetal.
Mala presentación fetal.
Inercia uterina
Es la causa más común de distocia, se define como la incapacidad del útero para contraerse. Puede deberse a muchos factores como sepsis, enfermedad, cambios relacionados con la edad, predisposición racial o la inhabilidad genética de la contractilidad miometrial.
Inercia uterina primaria: en la mayoría de los casos ocurre cuando existen pocos fetos (uno o dos), al no haber un estímulo suficiente no se desencadena adecuadamente el parto. La perra puede presentar descarga vulvar verdosa, llamada úteroverdina, que es resultante de los hematomas que se generan al separarse las placentas, sin embargo, no hay expulsión de cachorros. La presencia de úteroverdina indica la separación de placentas e hipoxia fetal, lo que puede terminar con la vida de las crías si no se actúa rápido.
Inercia uterina secundaria: ocasionada por diversas causas como torsión uterina, ruptura uterina, hernia inguinal, anormalidades en el tejido blando de la vagina o vulva, lo que origina la obstrucción y hace imposible el paso de los cachorros por el canal de parto.
Mal posicionamiento fetal
La colocación normal para el parto de los fetos es la posición anterior, con la cabeza y extremidades extendidas.
Las posiciones que pueden ocasionar distocia son:
Cabeza extendida, pero hombros retenidos.
Cabeza y cuello flexionados dorsoventral o lateralmente.
Presentación transversa, cuando las extremidades son palpables, pero el feto avanza hacia arriba, en el cuerno del útero.
La distocia en estos casos se presenta debido a que hay un inadecuado reflejo de Ferguson (reflejo neuroendocrino, en donde la oxitocina es liberada por la neurohipófisis, provocando una mayor contractibilidad del útero y secreción de prostaglandinas, facilitando la expulsión de los fetos) por lo tanto, no hay una buena dilatación del cérvix.
Camada supernumeraria
Las camadas supernumerarias suelen predisponer a distocia debido a que se presenta fatiga por parte de la madre, lo que hace que la fuerza de las contracciones sea menor o nula, por lo tanto, no se logra la expulsión de los fetos ni de las membranas placentarias.
Síndrome de cachorro único
Se presenta cuando existe un cachorro, solo, gestándose, este síndrome predispone a distocia ya que hay una estimulación uterina insuficiente y el gran tamaño del cachorro, esto puede causar obstrucción en el canal de parto, haciendo más difícil la salida del producto. De igual manera suele alargarse el tiempo de gestación, ya que tarda más en desarrollarse y mostrar estrés fetal.
Hipocalcemia posterior al parto
La hipocalcemia es una condición del puerperio, que se da en el pico de lactación alrededor de la tercera o cuarta semana postparto. Se puede presentar debido a un desequilibrio en la liberación de calcio.
Los signos clínicos de esta alteración se presentan como tremores musculares, pupilas dilatadas, hipotermia, convulsiones e incluso la muerte. Al ser de presentación aguda, debe ser atendida de urgencia por un médico veterinario para estabilizar a la paciente y tratarla.
NEONATOS
Al salir del canal de parto ocurre una transición en donde pasan de ser fetos a neonatos. Para conocer si un cachorro tendrá la capacidad de sobrevivir, se debe evaluar la vitalidad, la cual dependerá del nivel de maduración de los órganos del neonato, factores medioambientales y cuidados neonatales.
Durante las primeras cuatro horas de vida los neonatos deben ingerir calostro, el cual es un alimento rico en inmunoglobulinas y nutrientes que requiere el recién nacido para fortalecer su sistema inmune.
Se debe tener un especial cuidado con los neonatos (0 - 2 semanas de vida), ya que, por su deficiente capacidad de termorregulación y sistema inmune inmaduro, pueden sufrir de hipotermia, hipoxia e hipoglucemia; lo que finalmente los llevaría a la muerte.
CONCLUSIONES
El mundo de la reproducción es enorme y sin duda, uno de los eventos más importantes para ella es el parto. Como tutores o criadores debemos estar informados sobre lo que es un parto normal y uno distócico, para así poder identificar las señales de alarma en nuestra perra que podrían poner en peligro la vida de los cachorros y de ella.
Un correcto manejo reproductivo, que abarque desde la preparación de los ejemplares para la monta hasta la cesárea electiva, si es que así se desea; disminuye considerablemente las probabilidades de pasar por un parto difícil. Teniendo en cuenta que el principal objetivo es que tanto madre como hijos estén sanos y su vida no corra riesgos. En caso de que la perra o los cachorros cursen con dificultades, como las antes mencionadas en este artículo, siempre debe acudir con el médico Veterinario Zootecnista para ser auxiliado.
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